miércoles, 4 de enero de 2017

No nacieron los niños...

NO NACIERON LOS NIÑOS...

No nacieron los niños
para padecer hambre, para sentir en la carne
y en la sangre
 el agudo filo del hielo
como el agudo filo de un cuchillo.

No nacieron los niños
para andar solitos por las calles
desnudos de lunas y de estrellas,
 sedientos de rosas y de soles.

No nacieron
solo
para beber ráfagas de viento
y llenarse los ojos,
poco a poco,
con páramos desolados
y miserias terrenas.

No nacieron los niños
para llenarse la boca
 con coca, paco o marihuana,
para cerrar puertas y ventanas,
para escalar cielos cenicientos,
o para enfrentar mares y tormentas.
No nacieron los niños
para vagar descalzos,
sin descanso, noche y día,
por vagones y andenes
dejando el corazón en cada baratija.

No nacieron
 para acarrear cartones, frustraciones,
y cargar los horrores del infierno.
 No nacieron para arrastrar carros y cadenas,
 para vivir en las sombras de la noche
y morir sin apenas un recuerdo.

No nacieron los niños,
 no nacieron,
 para hurgar en los contenedores
 con el llanto colgando de las manos
 y la angustia clavada hasta en los huesos.
No nacieron los niños,
no nacieron,
para enterrar los sueños y los besos
en inmundas zanjas cada invierno.

Nacieron
para remontar la esperanza
en barriletes
y sembrar de pájarosNO NACIERON LOS NIÑOS...

No nacieron los niños
para padecer hambre, para sentir en la carne
y en la sangre
 el agudo filo del hielo
como el agudo filo de un cuchillo.

No nacieron los niños
para andar solitos por las calles
desnudos de lunas y de estrellas,
 sedientos de rosas y de soles.

No nacieron
 solo
para beber ráfagas de viento
y llenarse los ojos,
poco a poco,
con páramos desolados
y miserias terrenas.

No nacieron los niños
para llenarse la boca
 con coca, paco o marihuana,
para cerrar puertas y ventanas,
para escalar cielos cenicientos,
o para enfrentar mares y tormentas.
No nacieron los niños
para vagar descalzos,
sin descanso, noche y día,
por vagones y andenes
dejando el corazón en cada baratija.

No nacieron
 para acarrear cartones, frustraciones,
y cargar los horrores del infierno.
 No nacieron para arrastrar carros y cadenas,
 para vivir en las sombras de la noche
y morir sin apenas un recuerdo.

No nacieron los niños,
 no nacieron,
 para hurgar en los contenedores
 con el llanto colgando de las manos
 y la angustia clavada hasta en los huesos.
No nacieron los niños,
no nacieron,
para enterrar los sueños y los besos
en inmundas zanjas cada invierno.

Nacieron
para remontar la esperanza
en barriletes
y sembrar de pájaros
la aurora.
                                                                             
                                           
                                                                             
                                           

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